Delhi

El primer día en Delhi, luego de haberme encontrado con el grupo principal que a venia viajando, hicimos una gran recorrida por la ciudad. Conocimos la vieja y la nueva Delhi, la mayor mezquita de Delhi y la tumba de Gandhi, acompañada por un poco de historia local contada por los guías. Al finalizar el día estábamos exhaustos, pero nos esperaba una cena de bienvenida. Creo que nos quedamos cortos con la recorrida por Delhi, vimos poco, y pocas veces nos bajamos del bus, me hubiese gustado tener mayor contacto con los anfitriones, aunque la pobreza y las condiciones de vida saltaban a la vista. Destaco de Delhi la rigurosidad con la que se toman la religión quienes viven allí y la amabilidad que tienen. El tránsito es realmente un caos y sin embargo a nadie le importa. Ceder el paso es algo normal, nadie se molesta con el otro, nadie parece estar apurado por llegar rápido a ningún lado, lo cual a la mayoría nos llamo poderosamente la atención.

India tiene más de mil millones de habitantes de los cuales 16 millones viven en Delhi. Conviven 10 religiones principales distintas, tienen varios idiomas y más de 100 lenguajes oficiales, pero casi todo el mundo habla en ingles, por suerte. Es imposible abarcar toda India con un relato como este y lo mismo pasaría con Delhi, nos contaron que cada 50km a la redonda se encuentra un idioma y costumbres distintas. Una forma de vida tan diferente como inentendible. La ciudad parecía sucia, descuidada, desordenada, como en obras, aunque en parte lo estaba ya que este año será anfitriona de unos juegos asiáticos. En dos momentos estuve en contacto con la gente de allí: en la mequita, donde la gente nos trato muy cordialmente e incluso nos pedían fotos ya que les resultábamos raros, y la segunda vez cuando caminé 4 cuadras en busca de un McDolnald’s con WiFi y fue tal el acoso de la gente pidiéndome dinero o queriéndome vender cosas, siempre con mucho respeto, que me volví antes de lo esperado. Nos mostraron una ciudad muy pobre, sin embargo como en muchos lugares del mundo lo que hay es mala distribución y muy distintos y marcados niveles sociales. Aquí le llaman castas y es bastante complejo el asunto, pero creo que se merece un cuento aparte, como también los guías que nos acompañaron. A la mañana siguiente partimos a Nepal…